viernes, 29 de julio de 2011

Miniaturas para explicar el mundo

Desde hace 10 años, una pareja reproduce viejas máquinas en miniatura para contar el avance tecnológico y enseñar historia en las escuelas.
Jueves 28.07.2011
El Federal
Periodista
vía El Federal
Por Brenda Salva

Miguel Ángel Bávaro y María Cristina Ortiz festejarán pronto sus bodas de plata. Pero este año cumplirá una década algo tan importante como su matrimonio: Tecnisferio, su feria itinerante. La crisis de 2001 los dejo sin trabajo y debieron ingeniárselas para subsistir: un hobbie se convirtió en su fuente laboral. Con los conocimientos de arte, mecánica y diseño, la pareja construyó maquetas, aparatos y herramientas históricas a escala. Con materiales reciclados, entre ellos madera, metal y residuos, reprodujeron decenas de maquinarias que usaron para exponer y explicar su funcionamiento en las escuelas.
Los diseños respetan la materia prima empleada en la época en que fueron creados. Desde un pequeño molino de agua, hasta una catapulta, funcionan. Monopolizan las tres historias que componen la humanidad, comenzando con el descubrimiento más precario del hombre, hasta una casita que se ilumina con energía solar, la feria móvil propone una historia para cada grupo de reproducciones con las que explican la historia del agua, la de las energías y mecanismos de engranajes y la de la comunicación.
Ex delegados en sus empleos, Miguel Ángel y Cristina no imaginaban que su nueva vocación laboral los llevaría a militar, ahora, por una mejor educación. “Eramos grandes para el circuito formal del trabajo y entonces hubo que apelar al ingenio y a la perseverancia. Miguel sabe mucho de electrónica y de diseño, y yo de arte. No creímos en la idea de irnos del país. Apostamos a algo independiente. La crisis nos despertó un mecanismo de subsistencia”, cuenta María Cristina.

Para leer la nota completa ingresar a: http://revistaelfederal.com/nota/revista/24385/miniaturas-para-explicar-el-mundo

martes, 19 de julio de 2011

Me morí, ¿y ahora qué?


Me da miedo morirme. No tanto por lo que suceda sin mí, sino justamente: ¿qué pasará conmigo? Si eso del ALMA es cierto, ¿a dónde se va? ¿Qué hay de ella?
Es como dice mi madre “Yo no soy esta cosa repleta de arrugas y celulitis (¡Yo tampoco má, te lo juro, soy más que esto!), soy lo que está adentro” O sea que hay algo más. Y si el cuerpo se me cae de golpe acá en microcentro, ¿a dónde se va la cosa que me maneja el cuerpo?
Algunos lo llaman cielo, otros infierno, otros paraíso, otros reencarnación. Cientos de destinos distintos según la línea aérea en la que viajes. Aquí van algunas, tal vez las más solicitadas.
                                                                              Líneas disponibles:
Cristianismo. (Dije Cristianismo, no Cristinismo. Esa es otra línea). En esta te recibe un muchacho treintañero de pelo ondulado hasta los hombros, medio bronceado, ojos tiernos y de estatura media, atlético porque era carpintero y se la pasaba caminando. Te propone una estadía en las nubes a su lado. Mmm, difícil de oponerse. Pero antes de entrar te armar un juicio terrible con San Pedro en la que hacen un balance de toda tu vida, para ver si básicamente fuiste malo o bueno, si corresponde o no. Si antes te vas al Purgatorio, que es un lugar en el medio de los dos. Por si sos como el 90% de los humanos: un poco de esto y un poco de aquello. Ya dejó de ser tan bueno eso. Y si te portaste mal, a arder en las llamas. A otra cosa.
Budismo: esta línea no viaja directamente, hace escalas. Tiene un servicio obligatorio llamado reencarnación. (Como lo de Ménem pero a otro nivel). Consta en que si fuiste malo en tu vida como humano en la próxima vida nacerás como hamster de niño de 11 años y si fuiste más malo aún, serás pulga de caniche toy. Si fuiste medianamente bueno serás hombre de nuevo y si fuiste un poquito bueno pero necesitás algo de escarmiento extra, nacerás mujer. Y así sucesivamente hasta que hayas cumplido todos los propósitos de tu vida. Suena tentador, pero me atemoriza nacer como un Potus de mi abuela.
Testigos de Jehová: Si te morís no pasa nada, porque adentro no tenés nada. Así de vacio somos. Y se cae de maduro que el cielo y el infierno está acá en la tierra y todo pasa en vida. Después de la muerte hay muerte, o sea: nada. Y punto.
Después se puede optar por las líneas del Judaísmo, la de los protestantes, la del Hinduísmo y algunas más. Pero eso queda bajo el criterio de cada uno, de lo que crea y quiera comenzar a creer, por mi parte, todas tienen un no sé qué atractivo pero no dejan de cerrarme un 100%. No logran convencerme de que hay un más allá o realmente no hay nada y es un sueño profundo del nunca despertar.
Quedará esperar a ver que pasa, pero una sola cosa prometo: si me gusta, no vuelvo para contarlo. Después no digan que no les avisé.
Bon Voyage! N.B.S

viernes, 8 de julio de 2011

PIXELES POP Franco Matesa

Franco es un treintañero, padre de familia y diseñador gráfico. Durante largas semanas, hace aproximadamente una década, estuvo observando atentamente y con un poco de angustia, cientos de láminas de colores a punto de ser descartadas en su trabajo.
Uno de esos días, ya decidido, quiso hacerse cargo de toda esa cantidad de papel y en una caja se los llevó a su casa. Había algo en el medio de esos colores que lo cautivaba y sabía que tendrían un destino mejor que el tacho. Y así fue, porque diez años después, luego de innumerables tardes de mate y de recortar papelitos en su casa, Franco creó su propia colección de cuadros armados completamente de papel cortado en cuadraditos de 2 centímetros por 2.  La técnica de Matesa se basa en la reproducción de fotos en un tamaño que triplican el original pero realizados con papelitos que simulan los pixeles de una imagen digital. Entre sus obras predominan los cuadros que retratan a su familia.
Su hogar es también su taller, y no hay mejor momento en su día que llegar allí, con una fiesta de niños envueltos en lluvia de papelitos. Las obras se exponen principalmente en esa casa, pero también se pueden visitar en Los Secretos de Ludivina, un caserón del barrio de Colegiales, convertido en el nido de varios anónimos. “Un artista se convierte en eso cuando logra emocionar al público, cuando logra crear emociones y desprender sentimientos de las personas. Pero también cuando logra vender su arte. Y mi primer cuadro –La Geisha- fue vendido en la pasada feria Puro Diseño 2011”, afirma Matesa.
Franco puede llegar a estar hasta más de veinte días trabajando una obra. Aunque dice que su primer cuadro lo terminó en una semana. “Puedo definirlo como una especie de hobby mágico, una especie de cable a tierra que me desprende de todo lo demás,” concluye el creador.

Info y obras del artista: www.pegopapelpintado.blogspot.com
Por Brenda Salva para Clarín.
Suplemento S!

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