lunes, 30 de agosto de 2010

La vida de un libro...

Un libro nace de un conjunto de inquietudes en búsqueda de respuestas. Nace desde lo profundo de un autor sin que este se de cuenta de que algo está por nacer. Ese es un libro, el que acumula letras y palabras en cientos de hojas y guarda leída tras leídas tantas miradas como caricias en las páginas.

El libro recién asoma al mundo cuando aparece el punto final de la obra, cuando alguien se atreve a leerlo y a citar algunas de sus frases. De repente tiene tapa, color, dureza y tamaño. La historia ya tiene una casa donde refugiar su contenido a la espera de tantas visitas como los años se lo permitan. La mano del autor posa su dermis en el trabajo hecho realidad, concreto como un sueño realizándose. Y ahí está, una obra digna de ser tocada y admirada en cada renglón. Ese olorcito a virgen que a muchos cautiva y hasta enamoran. Siempre es una delicia ser el primero en… algo. El primero en tocar ese libro nuevo es toda una responsabilidad. Se compra, se osa llevarlo en el bolso a todos lados y se responde ante su contenido. Hay que consumirlo, y pronto. Muy pronto, aguantando lo prohibido de chusmear la última hoja que determina la historia. El poder de no adelantarse es todo un reto.

Hay algunos que los prefieren viejos y rancios, pero repletos de vivencias y experiencia en cada página. Para ellos es un deleite encontrar marcas, frases, subrayados y resaltados en párrafos. Uno lee la historia del autor, y el comentario de su seguidor. Uno se transforma en parte de una ceremonia que no fue invitado y quizás sucedió años atrás, pero de todas maneras se invitó solo y el libro pasa a ser un objeto cómplice de la metida de nariz de un sexagenario lector de una obra vieja.

Trae un perfume especial un libro manoseado por extraños y un color ámbar apunto de convertirse en ocre amarronado con dolor en los pliegues y dobleza en las puntas. Surte temor mover la página 40, ese miedo que solo se desencadena cuando una hoja transmite una futura caída sin retorno. También pasamos a ser una especie de curandero fácil pero esmerado. La cinta adhesiva bien puesta le da unos añitos más al engendro de papel.

Se cuente la historia que se cuente, un libro es:

mágico, viejo, nuevo, malo, bueno, regular, pésimo, brillante, encolarizante, misterioso, oloroso, temeroso, bondadoso, sincero, humano, borroso, asqueroso, hermoso, tierno, dulce, benigno, amarillo, blanco, duro, pequeño, grande, hojudo, difícil, fácil, simple, complejo, atrayente, seductor, colérico, apestoso, tachado, dibujado, pegado, cortado, recortado, subrayado, técnico, poético, literario, disciplinario, estructurado, bien formado, ruidoso, silencioso, pesado, liviano, caro, barato, peludo, suave, filoso y generoso…

Nadia Brenda Salva

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