sábado, 17 de enero de 2009

Sinceridad Brutal

HOMBRE LOBO
suelto en Buenos Aires

Si lo has visto correr cruzando la noche, como una sombra que se esconde, si lo has oído aullarle a la luna, si lo has percibido por tu espalda y no atinaste a asomar tu mirada por el hombro, es porque aún no estarás preparado para afrontarlo.
El hombre lobo existe. Pero no es como parece que debería de ser. No es como todos creen imaginar a Dios, el hombre de barba “papanoelistica”, sentado en un sillón de oro. El hombre lobo, no tiene pelos ni camina en cuatro patas, a menos que quiera jugar.

Conozco un hombre lobo. Sé como distinguir un hombre lobo sin que pase desapercibido por la muchedumbre.
El, disfruta la vida de manera animal, pero es hombre así que algo de raciocinio cree tener.
Saca sus garras cuando es hora de pelear y de obtener su presa cuando el hambre le carcome el estómago. El Lobo le aúlla a la luna, a la noche, duerme cuando puede y el reloj no es un impedimento para nada. El tiempo de un hombre lobo es distinto que para cualquiera de nosotros. Simplemente por que el tiempo lo pone el.
La pasión de un lobo no se limita a lo que todos creen. Pasión para el, es vivir como único cada día. Vivir de manera única lo hace diferente.
El lobo, huele, husmea, y con la presencia marca territorio. Su actitud lo lleva por caminos que ni el hubiese imaginado. Su actitud hace que reconozca con su solo olfato en la ciudad, a otros lobos…o lobas.
Se arriesga, sueña con lo imposible y eso lo mantiene despierto. No se conforma fácilmente, corre y encuentra paz en su cueva. Un sitio donde el sabe quien entra y quien no.
El lobo aúlla a la luna solo para agradecerle que exista, y que ilumine su noche.
El lobo enseña sin nada a cambio. El encuentra la retribución en el solo hecho de DAR. Y como toda bestia, solo se apacigua con amor. Y no sean mal pensados! Amor va más allá de la palabra bastardeada y usada como si fuese cualquiera. AMOR, es algo más de lo que imaginan…
El lobo sigue tus huellas e intenta unirte a su tribu. Sabe que su mayor arma de atracción es el mismo. Con el ya basta. No hay más que hacer.
El hombre lobo puede decirlo todo en silencio y con música. Sin palabras y con melodías. El hombre lobo puede hablar de cualquier cosa, y sin pelos en la lengua.
El hombre lobo tiene un mundo aparte, especial, mágico, distinto, enigmático, particular. Que hace querer abrir la ventana y volver a escuchar sus aullidos, aunque la luna no este ahí.
Le canta a las estrellas sólo porque existen.
Ama a la vida sólo porque el destino lo eligió para vivirla.
El Hombre lobo te cautiva y hace que también quieras adoptar sus maneras de ver las cosas más comunes del día, como excepcionales.
El lobo te hace ofrendas si sólo lo seguís. La ofrenda musical, el regalo de una frase que tomarás como propias hasta tener las tuyas, el regalo de leerlo y sentir la sensación de vacuidad cuando se aleja, aunque sepas que el lobo es así. Tiene su camino, y nadie lo detiene. Pero si corres un poco y demostrás aunque sea tus pequeñas garras, seguramente seas parte de tu itinerario de vida.
Si crees haber encontrado un hombre lobo suelto por la ciudad, no te asustes. Aprenderás mucho más de vos mismo con sólo observar sus movimientos. Con escuchar sus silencios y nunca mirar la hora. El tiempo sabe correr sólo como para que lo estemos apurando.
Y sonríe. Tiene humor. Su esencia se le escapa por los poros, su felicidad sabe transmitirla…
Y los prejuicios se los deja al ser humano común, que aún no descubrió cual es ese lobo que se esconde en lo más profundo de sus miedos.
Los invito a indagar por donde menos lo crean, los invito a investigar y ser más osados…
Puede ser que en un día común, en este mundo común, encuentren a su lobo. A su hombre lobo.
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