martes, 19 de julio de 2011

Me morí, ¿y ahora qué?


Me da miedo morirme. No tanto por lo que suceda sin mí, sino justamente: ¿qué pasará conmigo? Si eso del ALMA es cierto, ¿a dónde se va? ¿Qué hay de ella?
Es como dice mi madre “Yo no soy esta cosa repleta de arrugas y celulitis (¡Yo tampoco má, te lo juro, soy más que esto!), soy lo que está adentro” O sea que hay algo más. Y si el cuerpo se me cae de golpe acá en microcentro, ¿a dónde se va la cosa que me maneja el cuerpo?
Algunos lo llaman cielo, otros infierno, otros paraíso, otros reencarnación. Cientos de destinos distintos según la línea aérea en la que viajes. Aquí van algunas, tal vez las más solicitadas.
                                                                              Líneas disponibles:
Cristianismo. (Dije Cristianismo, no Cristinismo. Esa es otra línea). En esta te recibe un muchacho treintañero de pelo ondulado hasta los hombros, medio bronceado, ojos tiernos y de estatura media, atlético porque era carpintero y se la pasaba caminando. Te propone una estadía en las nubes a su lado. Mmm, difícil de oponerse. Pero antes de entrar te armar un juicio terrible con San Pedro en la que hacen un balance de toda tu vida, para ver si básicamente fuiste malo o bueno, si corresponde o no. Si antes te vas al Purgatorio, que es un lugar en el medio de los dos. Por si sos como el 90% de los humanos: un poco de esto y un poco de aquello. Ya dejó de ser tan bueno eso. Y si te portaste mal, a arder en las llamas. A otra cosa.
Budismo: esta línea no viaja directamente, hace escalas. Tiene un servicio obligatorio llamado reencarnación. (Como lo de Ménem pero a otro nivel). Consta en que si fuiste malo en tu vida como humano en la próxima vida nacerás como hamster de niño de 11 años y si fuiste más malo aún, serás pulga de caniche toy. Si fuiste medianamente bueno serás hombre de nuevo y si fuiste un poquito bueno pero necesitás algo de escarmiento extra, nacerás mujer. Y así sucesivamente hasta que hayas cumplido todos los propósitos de tu vida. Suena tentador, pero me atemoriza nacer como un Potus de mi abuela.
Testigos de Jehová: Si te morís no pasa nada, porque adentro no tenés nada. Así de vacio somos. Y se cae de maduro que el cielo y el infierno está acá en la tierra y todo pasa en vida. Después de la muerte hay muerte, o sea: nada. Y punto.
Después se puede optar por las líneas del Judaísmo, la de los protestantes, la del Hinduísmo y algunas más. Pero eso queda bajo el criterio de cada uno, de lo que crea y quiera comenzar a creer, por mi parte, todas tienen un no sé qué atractivo pero no dejan de cerrarme un 100%. No logran convencerme de que hay un más allá o realmente no hay nada y es un sueño profundo del nunca despertar.
Quedará esperar a ver que pasa, pero una sola cosa prometo: si me gusta, no vuelvo para contarlo. Después no digan que no les avisé.
Bon Voyage! N.B.S
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